domingo, agosto 27, 2006

Genio

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Aunque no me lo prometió, dijo que me destrozaría. Él 1.85, y lo decía en serio, yo 1.50, sonreía y hacía exageraciones de sus dotes amatorias y la posibilidad de enseñanza, que no sólo en sus brazos podría alcanzar. Un lenguaje directo, y de alguna manera, vigoroso para mis oídos. Anunció, algo así de acariciar mi derrière con su lengua. Casi le corto, claro, pero no podía dejarlo con ese fuego adentro, pobrecillo, un volcán a punto de explotar. Hablamos del café, le señalé mi predilección por el café cortado, y él dijo que le encantaba, por eso de acabar, "¿qué?", le pregunté cándida, "acabar sobre tus pechos o tu cara", respondió el malintencionado y, yo ahí, en medio de esas llamas, intentando ser una dama, receptiva y empática, pretendiendo entender su deseo carnal tan desarrollado. Él, se reía de mis buenas intenciones, y ahora creo, quería seducirme, hacerme suya y destruirme en el acto…

1 comentario:

Cpunto dijo...

esto está muy bueno, la candidez no era lo suyo tampoco!!
;)