lunes, septiembre 25, 2006

Su Cuello


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Abrí la puerta suavemente, dejé mi chaqueta sobre el colgador de la entrada y lo ví, suave, ligero, relajado. Me saqué las botas, no quería interrumpir la escena. Lenta y directamente, fuí hacia él, su departamento invitaba ropa liviana, me saqué el pañuelo, que como siempre protege mi cuello. Dí dos pasos en punta de pie, una gota comenzó a recorrerme la espalda, a un metro de él, observé cada detalle, sus cabellos rubios y revueltos, sus manos grandes, el cigarrillo en la boca, ese enorme cuerpo que esperaba, me esperaba.

Despacio y sin querer perder un minuto de aquel paraíso urbano, me acerqué sigilosamente, como lista para atacar a mi “enemigo”, a dos paso de él, desabotone mi blusa, era la tercera línea delgada de sudor, que bajaba desde mi cuello a mis nalgas. Como quien va a tomar una fruta prohibida, incliné mi cuerpo hacia el suyo y deslicé mi lengua desde el inicio de su cuello por medio de esa manzana poderosa hasta el comienzo de su barbilla, de ahí continué con mi lengua dulcemente hasta las comisuras de sus labios, ahí con mi mano derecha tomé el cigarro, aspiré profundo, incliné mi cuerpo hacia atrás y dejé que las volutas recorrieran el ambiente, como una especie de iniciación ritual. Luego, derecho a su boca, carnosa, semiabierta, y con suaves mordiscos recorrí ese enjambre abierto sólo para mi, su lengua rozó mi lengua y a un beso dócil continúo, le siguió otro más ardiente y otro excitado y otro y otro… hasta que me levantó como una pluma y me llevó a su cama, lista para el encuentro, en aquel paraíso urbano…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Noches de melancolías y recuerdos. Otoño se encuentra en mi alma. Caen miles de hojas en forma de lágrimas por las ramas de mi cuerpo. Un trago amargo de dolor y desesperanzas reinan un mis ramas. Intento pasar las estaciones y, me estoy convirtiendo en viejo.
Noches de tragos amargos, de gustos dulces que saben a soledad, y cigarron que tienen gusto a tranquilidad.
¡Oh paraíso de la sin razón! entra en mi cuerpo de madera y piedra y ocnviertelo en un aminal sin emociones, que no quiero vivir enterrado en la naturaleza de la oscuridad.
Son tus noches, son mis noches. Nos une el alba y la claro oscuro del atardecer. No importa que nos separe las estaciones, ni ls días ni las horas. Son la voluntad de nuestros sueños, de los viajes impedecederos que pueden frenar este otoño de una noche de lluvia" [Jorge]

Piuke dijo...

Gracias Jorge, o una noche de verano, cálida, tibia e igualmente llena de sueños, cariños

Nayaro:M_60 dijo...

Grandes noche en que los paraísos pueden ser dimples oasis en que nos sumergimos y debemos disfrutar sin llegar a la gula, algo esquicito y que extasea todo nuestro ser, simplemente un sueño delicioso.
Cuidate mucho, ojalá puedas escribir pronto. Besos.

Ivan Gajardo dijo...

Hola:
Interesante tu forma de relatar ese momento. Al leerte pensaba en cuantos de esos momentos vividos, claro que esta vez desde la otra vereda.